Pulsa «Intro» para saltar al contenido

¿Das ese paso por amor o por miedo?

victor-polo-paso-amor-miedoPor Víctor Polo.- Cada día que avanza en esta nueva era, la energía se va volviendo más intensa. La nueva energía que está entrando a través del Sol nos está preparando para vibrar más alto.

El sol está irradiando amor sin parar y para poder vibrar en la frecuencia adecuada es urgente que nos abramos a él, a conectarnos de manera consciente con él a diario, a ser posible al amanecer, para así poder avanzar y evolucionar a su ritmo.

Mirar al Sol directamente en sus primeros rayos, dándole las gracias por mostrarnos su luz un nuevo día, por aportar tanto amor de manera incondicional, por ser. Solicitarle que nos ilumine, que nos alimente, que nos ayude a reconocer el sol que hay en nuestro interior (el alma) y que nos recuerde nuestro propósito de vida, el que nos alineará con lo que hemos venido a manifestar en la Tierra, aquí y ahora.

El propósito de vida está directamente vinculado con dos cosas básicas, que forman parte de ti:

  • Lo que más te hace disfrutar: aquello con lo que te sientes pleno, se te pasan las horas volando y todo lo demás pierde importancia. Sólo existe el momento presente y eso que tanto te gusta. Mientras lo practicas puedes sentir cómo te invaden emociones de alta vibración como la alegría, la gratitud, el amor, la plenitud…
  • Lo que mejor se te da: aquellas actividades que para ti no suponen ningún tipo de esfuerzo. Con ellas tienes una habilidad especial. Te sientes válido cuando las desempeñando, y eso también te ayuda a sentirte pleno y reconocido por ti mismo. Hay gente que lo llama dones. A nosotros nos gusta llamarlo cualidades innatas. Entre ellas podría estar la facilidad de palabra, la empatía, la pintura, la música, la destreza con las manos a la hora de hacer cualquier trabajo manual, etc…

Nos hemos educado de espaldas a todo eso. Si en la escuela nos hubieran hablado de esos dos detalles para poder alinearnos, no habría tantas personas infelices en el mundo, porque estarían haciendo lo que más les hace disfrutar en todo momento. Pero la creencia instalada es que “para conseguir el éxito hay que sufrir”, y además se indica el éxito como una finalidad en la vida, como algo imprescindible, pero en realidad no es así.

El éxito no es más que reconocimiento externo. El verdadero éxito radica en el propio reconocimiento y en el desarrollo de lo que para ti resulta fácil y grato. Todo lo que se muestra fácil, sin trabas ni grandes esfuerzos, también es tu camino.

Está profundamente instalada, también, la creencia de que “la vida no es fácil”,. Teniendo en cuenta que somos seres creadores de nuestra realidad con lo que pensamos, decimos y hacemos, podremos darnos cuenta de que estamos creando dificultad a nuestro alrededor.

También existe la creencia de que “para ser feliz hay que sufrir”, hay que hacer un gran esfuerzo, y que la felicidad se encuentra en poseer un montón de cosas materiales que en realidad nos hacen esclavos de ellas. Como, por ejemplo, tener una vivienda propia, bueno, más bien tener una hipoteca, porque para pagarla te pasas la vida entera, y tal vez pase a ser tuyo poco antes de que te mueras, o quizás después. Entonces, ¿para qué? Esa deuda te habrá limitado en vida, impidiéndote viajar a otros lugares o irte a vivir a otra ciudad, porque tu gran pertenencia está inmóvil en un lugar concreto, y no te la puedes llevar.

Luego, está la necesidad de casarse, de esposarse de por vida a una persona que sea adecuada de cara a todo el mundo; que todos los que te rodean aprueben tu decisión de compartir tu vida con ella, cuando al final quien va a estar conviviendo con esa persona vas a ser tú, y como no la ames de verdad, sólo obtendrás sufrimiento.

Más tarde, el reloj biológico aprieta, como dicen. Cuando llevas cierto tiempo conviviendo con una persona y ya rondas los treinta, se supone también que “debes” tener hijos para poder sentirte realizado como padre o como madre en esta vida. Esa creencia, de nuevo, te obliga a tener hijos con la persona que convives, aunque no la quieras de verdad, y eso, en realidad, sí es un matrimonio de por vida. Te une a esa persona para siempre.

Nosotros te recomendamos que no intentes arreglar una relación que sientas que no funciona teniendo hijos, porque no se arreglará; más bien empeorará y, además, te vinculará para toda la vida.

Luego viene el miedo, sobre los cuarenta, porque se supone que comienzas a no valer como trabajador. Ya, dicen, “nadie te contratará con tu edad”. De nuevo tu poder creador dándole fuerza a una creencia obsoleta y que la nueva energía se va a encargar de poner frente a ti, para que la transformes y no te quedes estancado.

La felicidad y el gozo se obtienen siendo feliz y gozando, y cuanto más lo hagamos, más lo experimentaremos. Es un decisión interna de querer vivir feliz. Es un decreto interior, en el que decidimos que ya no queremos enfocarnos en lo que va mal, ni juzgar, ni criticar a los demás, porque creemos en un mundo bello y deseamos ver belleza en todas partes.

Si eres de los que quiere comenzar a ser feliz, empieza a escuchar a tu corazón antes de dar un paso. Enfócate en ese camino y pregúntate: ¿Doy este paso por amor o por miedo?

Si es por amor, ése será el camino más fácil y grato; si es por miedo, estarás escogiendo sufrir de manera consciente.

Cuando ya estés avanzando por el camino que te pide el corazón, intenta estar presente, observando y percibiendo todo lo que te rodea; pero, sobre todo, enfocándote en lo que te gusta, todo lo que consideras bonito y bello. Si se trata de una persona, díselo: ¡qué guapa eres!, ¡qué ojos tan preciosos!

Comienza a aplicar el elogio en tu vida, en lugar de la crítica: Primero, contigo mismo. No te olvides de ti. Al mirarte en el espejo, por la mañana, elógiate en vez de criticarte, como tal vez hayas hecho hasta ahora.

-¡Buenos días, guapo! Vamos a disfrutar de este nuevo día con alegría y confianza. Será un día redondo, ya lo verás.

Y, a medida que vayas aplicando eso, por pura ley de atracción, llegarán a tu vida belleza, amor, honestidad y alegría; y, poco a poco, irán perdiendo fuerza la apatía, la lucha, la separación y el rencor.

Bienvenido a la Nueva Era. ¡Disfrútala!

Víctor Polo de Ananda Sananda.

Fuente: mindalia.com

Sé el primero en comentar

Comenta la noticia

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.